Las otras “pandemias” que afectan a las mujeres sin hogar – Contenidos y conclusiones

Los sistemas de protección para l@s mas desprotegid@s

Las otras “pandemias” que afectan a las mujeres sin hogar

Sesión webinar: 1 de diciembre 2020

 

VIDEO SESIÓN WEBINAR

ALGUNAS IDEAS CLAVE

INTERVENCIONES

 

Contenido de la sesión

Susana Hernández – El sinhogarismo femenino y sus componentes específicos

El sinhogarismo femenino, aparentemente minoritario respecto al de los varones, afecta y mucho a las mujeres. Este sinhogarismo femenino, tiene componentes singulares y específicos como la violencia, la invisibilidad y los fallos de sistemas de protección, los cuales no están diseñados con una perspectiva de género y por tanto, en muchos casos, las desprotegen. Las cifras siempre frías nos hablan de 15 o 20 por ciento, hablando del sinhogarismo más extremo, pero hay otros sinhogarismos ocultos.  No hay números reales sobre el sinhogarismo oculto en el que las mujeres seguramente son mayoría. Las personas sin hogar son invisibilizadas y las mujeres, lo son doblemente. Conocer quienes son y en qué condiciones están, así como presentar buenas prácticas que se están realizando para acompañar a las mujeres en sus itinerarios, es tarea del webinar de hoy.

Pepe Aniorte – La Incorporación de recursos específicos

El Delegado del Area de Bienestar Social, Familias y Natalidad, del Ayuntamiento de Madrid, nos da la bienvenida y saluda, explicando que la realidad de las mujeres sin hogar está asociada a la invisibilidad. Ahora se quiere poner desde el Ayuntamiento de Madrid, en primera línea política. Fruto de esta voluntad está la puesta en marcha de dos proyectos:  “No second Night”, con 30 plazas vinculado al trabajo temprano con mujeres que acaban de llegar a la situación de calle. Viene de Países nórdicos y ahora se hace realidad de la mano de la Fundación Luz Casanova. Evitar el deterioro y la violencia que la calle trae es objetivo fundamental.

Nos anuncia además otro proyecto prioritario y pionero para “Mujer sin hogar, víctima de violencia de género” situado en el distrito de Hortaleza. No había recursos para abordar esta doble realidad. Los recursos de mujeres de violencia no estaban dando cabida a estas realidades complejas del sinhogarismo de las mujeres que sufren violencia de género. Crear un recurso como este en un edificio en Hortaleza, previsto para comenzar próximamente.  Estos dos proyectos constituyen dos pasos importantes para una realidad durante mucho tiempo invisibilizada.

Ponencias Marco

Julia Almansa abre las intervenciones marco. La intención es aportar conocimiento sobre las mujeres sin hogar. No hay datos sobre sinhogarismo y en el caso de las mujeres aún se agrava esta carencia. Sonia Panadero nos hace visible esta realidad invisibilizada de las mujeres sin hogar haciéndolas pasar del ostracismo a la visibilidad. También abordaremos otra realidad vinculada directamente con el sinhogarismo femenino es la violencia. Tras estos dos enfoques aportaremos el trabajo y propuestas concretas que ya se están realizando para avanzar en la erradicación del sinhogarismo femenino en el que creemos con gran convencimiento.

Sonia Panadero – Mujeres sin hogar, del ostracismo a la visibilidad.

Aporta la ponente, su experiencia en investigación en mujeres sin hogar, con el estudio “Situación, necesidades y procesos de cambio de las mujeres en situación sin hogar. Un estudio longitudinal”, realizada por Sonia Panadero, de la Universidad Complutense de Madrid y José Juan Vázquez, de la Universidad de Alcalá.

Otros estudios referenciados son:

Pérez de Madrid y Belchí (2019). Informe Final “Mujeres Invisibles: Una mirada a las violencias y la exclusión”. AIRES

Piqueras Lapuente, S., Panadero Herrero, S., & Vázquez Cabrera, J. (2020). “Diferencias entre mujeres madres y no madres en situación sin hogar. Maternidad y situación sin hogar”: Investigaciones Feministas

Se habla de que las mujeres sin hogar son pocas, un 15 o 20 por ciento respecto del total, pero probablemente estas cifras ocultan su verdadera realidad, siendo estos porcentajes, la punta del iceberg. Mujeres en la calle según los datos arrojados por los recuentos nocturnos de personas sin hogar son pocas, pero el porcentaje aumenta en recursos y albergues. Si adoptamos una definición más amplia, contemplando las categorías ethos 3 y 4, los datos se equilibran con los datos masculinos.

La primera invisibilidad que nos encontramos es la invisibilidad estadística. Aún no se han conseguido mostrar las realidades específicas, más encubiertas, menos visibles que desconocemos. Hay escasez de investigaciones de sinhogarismo que incluyan perspectiva de género. Se han dado pasos importantes, estudios en distintos territorios, en línea con la que inció Pedro Cabrera hace veinte años (Mujeres sin Hogar en España, Universidad Pontificia Comillas, 2000)

Sonia Panadero en su estudio analiza cual es la situación específica más extrema de 138 mujeres participaron generosamente en este proyecto de investigación y nos comparte los datos extraídos.

Salud, vulnerabilidad, nivel educativo y empleo –  La media en el perfil de las mujeres del estudio corresponde a mujeres de 45 años, españolas, solteras, con más de 6 años en situación de sin hogar. Los resultados arrojan un perfil diferencial sobre los varones en cuanto a salud y vulnerabilidad, sin embargo, las diferencias en nivel educativo tienen un balance contrario de 17 % en las mujeres frente a 10 % de estudios universitarios de los varones. Además, estos datos no van en consonancia con los datos sobre empleo. Las mujeres habían trabajado la mitad de tiempo en empleo formal.

Diferencias en trayectoria sin hogar, en la situación de alojamiento –  Las mujeres tienden a estar menos en la calle siempre que sea posible. Según el estudio, habían utilizado un 80% los albergues frente a un 70% de los varones. Las mujeres usan en mayor medida estos recursos a pesar de que estos no están en gran medida adaptados a las mujeres. No se adaptan a sus necesidades higiénicas, de seguridad. Las mujeres sin hogar difieren de los hombres en que entran y salen más de la situación de sinhogar, debido a que con frecuencia los trabajos en servicio en el hogar hacen que entren y salgan de esta situación. Se da una mayor movilidad entre las categorías ethos, lo que hace que vuelvan a caer en calle. El estudio sigue a las mujeres durante 3 años. Tras 12 meses una parte de las mujeres había mejorado su situación accedido a un recurso mas adecuado a sus necesidades.

Relaciones y parejas  – Según el estudio de Piqueras, las mujeres tenían pareja en mayor medida que los varones, teniendo a veces estas pareas tienen función instrumental, de protección de cubrir necesidades básicas. También, en la pareja las mujeres encuentran alguien que acoge y escucha. Las mujeres mantienen un contacto más frecuente con sus familias. La mitad de las participantes mantenía contacto con la familia, con sus hijos.

Salud – Las mujeres presentan mayor deterioro de salud física que los varones, un mayor diagnóstico de enfermedades graves o crónicas que los varones. Muchas dificultades de salud mental, más de la mitad de las mujeres. Presentan más trastornos relacionados con el estado de ánimo que son menos disruptivos lo cual hace que reciban menos atención. Los aspectos relacionados con trauma no se atienden suficientemente por las dificultades de acceso a la red de salud mental. Tienen menor consumo de alcohol y mayor consumo de sedantes.

Vulnerabilidad por sucesos vitales estresantes – Casi la mitad de las mujeres sin hogar 50% ha intentado suicidarse frente al 30% de los varones. Más frecuentes estos intentos en madres de hijos menores o con problemas de abuso de sustancias.

Todos los sucesos vitales estresantes se relacionan y tienen implicaciones a lo largo de sus vidas. Lo ocurrido antes de los 18 años tiene una influencia e implicaciones en la salud mental, en sus consumos y en el padecimiento posterior de otros sucesos, es decisivo en su vulnerabilidad a lo largo de toda su vida.

Necesidades específicas. La existencia de necesidades específicas de las mujeres en situación de sin hogar justifican sobradamente la celebración de esta jornada, donde se muestran  experiencias para atenderlas de forma específica. Necesidad de incorporar la perspectiva de género en el análisis de datos y  conocer cuál es el papel del género en los procesos de inclusión, conocer que les ocurre a las mujeres en todas la categorías ethos seguir avanzando en la incorporación de la perspectiva de genero en la red de recursos de personas sin hogar. Es necesario permeabilizar otras redes de atención para que se adapten a las mujeres en situación de sin hogar y así alcancen la protección necesaria.

Elena Valverde – Violencia de género y sinhogarismo en la mujer.

La exclusión social en el origen de la violencia. Hablamos de mujeres víctimas de violencia en situación de exclusión social. Veremos que situaciones de exclusión social están en el origen de las situaciones de violencia. Los datos sociodemográficos demuestran que las más perjudicadas en la pandemia han sido las mujeres. Las normas y los roles de género lanzan a las mujeres al empleo doméstico.  Antes de la pandemia se encontraban en situación de precariedad y ahora su situación se agrava con la pérdida de ingresos lo cual hace peligrar los alojamientos precarios, habitaciones,..En estos meses han pasado de la inclusión a la calle, sin pasar por los servicios sociales. En el caso de las mujeres que ya estaban sufriendo violencia se ha agravado su situación por estar compartiendo sus hogares con los agresores. El cierre de las escuelas, el hecho de que solo quedaron abiertos los recursos solo de emergencia, hace que la vulnerabilidad se agrave por la dificultad de acceso a las redes de apoyo.

Es necesario hacer análisis de la exclusión con perspectiva de género, pero también hace falta análisis interseccional, tener en cuenta las interacciones de los factores de desigualdad en la misma personas, por diversos motivos, origen étnico, orientación sexual, clase…factores de exclusión social que pueden intensificar la violencia de genero. La violencia de género es estructural y puede afectar a todas las clases, pero las situaciones de exclusión pueden facilitar la aparición de la violencia. Condiciones materiales de vida condicionan situaciones de relaciones no sanas, vinculadas a la seguridad residencial, por miedo a quedarse en calle. Las mujeres en exclusión ven en la pareja que no les trata bien una estrategia eficaz para subsistir.

Condiciones materiales de vida y su relación con las relaciones no sanas: La inseguridad residencial, el no disponer de una vivienda propia, el miedo a quedarse en calle, la falta de apoyo de la familia por tener una pareja violenta,  la búsqueda de un modelo de masculinidad violenta que les defienda de las duras condiciones de la calle,  la ausencia de apoyos familiares y sociales faltan cuando la pareja es un agresor pues es quien va creando alrededor de la mujer un aislamiento social y el consumo de alcohol y drogas por parte de los agresores.

Los factores de exclusión pueden llevar a la violencia, y esta puede llevar a situaciones de exclusión.

Dormir en la calle expone a las mujeres a mayores riesgos. Entre las personas sin hogar, las mujeres conforman un subgrupo muy vulnerable pues su salud y sus relaciones tienen mayores grados de deterioro. La violencia en las mujeres en situación de sin hogar en una constante en sus vidas.  Los sucesos vitales estresantes en las mujeres sin hogar, suponen un número muy elevado en sus vidas, 11 sucesos de media, malos tratos, violencia física, ingresos psiquiátricos, intentos de suicidios, embarazos no deseados, abortos, ser madres sin apoyos, problemas económicos, desempleo…

La probabilidad de que una mujer que duerma en la calle sufra violencia de género es muy elevada., La inseguridad empuja a las mujeres a buscar refugio en quien no les gustan por los e que corren de sufrir agresiones. La violencia de genero constituye un factor de exclusión en  cuanto que limita sus necesidades personales. La violencia de género es detonante de exclusiones, dependencia emocional, económica y de asilamiento. Las mujeres se ven obligadas a cambiar de ambiente social y esto hace que pierdan red de proximidad, trabajo. Las secuelas que la violencia les produce son: tendencia a consumos, intentos de suicidio, trastornos de estado de ánimo, estrés postraumático.

Es esencial conocer el proceso de la violencia para conocer su gravedad, conocer los sentimientos de estas mujeres y así evitar los mitos y falsas creencias Las salidas de las situaciones de violencia suponen un replanteamiento vital.  Debe partir de un proceso de acompañamiento personalizado que tenga en cuenta la recuperación de la autoestima y la superación del aislamiento.

Para muchas mujeres en exclusión la violencia no es el primer problema percibido. No es lo que más les preocupa. No encuentran utilidad a la intervención psicológica, dando prioridad a disponer de un alojamiento para ellas o para estar con sus hijos. Es importante que se empoderen frente a los hombres y que desarrollen estrategias y habilidades.

Se ha de intervenir desde una metodología flexible. En el caso de las mujeres sin hogar ha de intervenirse sobre las violencias, de forma sensible y cercana. La vivencia de sentirse abandonadas y defraudadas hacen que no haya adherencia a los procesos, por ha de introducirse una mirada interseccional. Respetar los ritmos de la mujer, dotar primero de las necesidades básicas para que puedan plantearse otras cuestiones. Si no hay un lugar seguro no podemos plantear comenzar a trabajar otros aspectos.

El miedo y falta de intimidad persisten en las mujeres que hacen uso de los recursos de personas sin hogar. Las mujeres sin hogar tienen necesidades muy complejas por ello es necesaria la coordinación entre todos los recursos y redes para abordar sus problemas de salud mental, adicciones, violencias, circunstancias que se añaden al sinhogarismo.

Los profesionales deben estar formados y tener herramientas, conocer los procesos de violencia. Deben acompañar, pero sin culpabilizar.  La situación de vulnerabilidad de las mujeres sin hogar hace importante apoyarlas para que rompan el silencio, pero garantizando su seguridad, respeto y dignidad, si no sentirán que no encajan en los recursos y no se quedarán.

Experiencias

Concha García – Centro de Día Concepción Jerónima. Un espacio propio

El espacio de Centro de Dia Concepción Jerónima es un centro para mujer, un centro para mujeres, entendido de manera abierta. En su origen se aleja de toda etiqueta sobre un adjetivo al sustantivo de mujer. Sin adjetivos, sin apellidos. Abierto a cualquier mujer que se sienta mujer.  Con una alta demanda en la atención, comenzaron en 2016 y ahora, en 2020 han atendido a más de 700 mujeres sin haber terminado el año. 39 voluntarias que dan apoyo a este proyecto. El objetivo es generar un espacio de seguridad, con posibilidad de escucha encuentro y orientación, con alto nivel de flexibilidad. La convivencia es la prioridad. Una oportunidad de conocer mujeres. Pueden allí tener comunicaciones, fotocopias, internet, realizar gestiones, citas…

727 mujeres distintas, 250 perfil de la red de personas sin hogar, el centro es un complemento a la red, y acuden mujeres que están alojadas en otros recursos. Son en su mayoría de origen extranjero, destacando las mujeres muy jóvenes y mujeres muy mayores. Estaban trabajando en trabajos precarios en hostelería, trabajo doméstico, pero con la pandemia se para su trabajo y se paran sus ingresos, pasando a estar en situación de calle. Por otra parte, mujeres muy mayores en ejercicio de prostitución, que con la pandemia también cierran pensiones, dejan de ejercer y llegan a la calle. Personas que han llegado por primera vez a un albergue. “Ellas dicen que lo que les gusta es no tener que hablar con un trabajador social para ganar la plaza, sufren violencia institucional”. Nos falta empatía, no se trata de dirigirles.

Laura Carrasco – La rutas feministas de Asociación Moradas

Mujeres militantes, Asociación Moradas nace en 2011 y  no tienen hombres en sus filas. Abren espacios de seguridad. Las “militarias” son militantes y voluntarias, impregnan de feminismo su actividad y sus vidas, hacen rutas feministas, recorren las calles de Madrid para encontrarse con las mujeres sin hogar. Activismo social y político para poner a mujeres frente a mujeres. Establecen relaciones a pie de calle desde el feminismo. El feminismo es para todas. Se plantaban no llevar nada material para distribuir, solo ellas mismas. La violencia machista la sufrimos todas las mujeres pero en las mujeres en situación de sin hogar se ve agravada. El planteamiento es horizontal, ejercen la sororidad, el “yo si te creo hermana”. No ponen en tela de juicio las palabras de las mujeres, lo cual es una aberración. La violencia machista, la violencia sexual, la violencia simbólica, hace que sean la antimujer. La mujer siempre ha sido mujer, ha sido casa, por esto en las mujeres sin hogar, pesa el estigma sobre ellas. La maternidad, también un tema central con las mujeres. Perfiles heterogéneos, muchas mujeres en vivienda insegura y vivienda inadecuada. Se encuentran con mujeres en ethos 3 y 4.

Cuando se presentan a las mujeres, sienten ese espacio como propio. Comprueban que necesitan estos espacios. Las meriendas de “Nos ponemos moradas” también es un espacio de militancia en el centro de Madrid. Los temas son variados pero la violencia es un tema central. De igual a igual, salen historias que no salen en otros espacios. Destacar cuanto feminismo hay en las entidades y los recursos. Moradas nos lanza un desafío: ¿Porque no hay especialistas en violencia de género en las entidades?

Vanessa Bellón – Programa No Second Night de Fundación Luz Casanova

Es un proyecto para mujeres que se quedan en calle por primera vez. El servicio ofrecido es alojamiento en pensiones y atención integral individualizado a diario. Para conectar con el sistema de protección de servicios sociales, sanidad pública y red de género. 24 horas al día 7 días a la semana, realizan un trabajo intenso, cercano e individualizado con las mujeres. 51 mujeres han pasado por el programa con un abanico muy amplio de edades 18 – 65

Fundación Luz Casanova, ofrece su experiencia en atención a mujeres con violencia sexual , violencia institucional, violencia machistas poniendo ejemplos de mujeres concretas y situaciones a las que han acompañado. Comprueban cómo las violencias machistas condicionan sus procesos vitales. La intensificación de la intervención se ha visto complejizada por circunstancias como irregularidad administrativa o dolencias de salud mental.

Las consecuencias del Covid, han tenido un impacto muy grande. Las mujeres que han sido positivas se han aislado. Se paralizaron sus itinerarios sociales, laborales con sus consecuencias emocionales y de incertidumbre.

Este programa ha sido un recurso pionero en atención a mujeres que se quedaban por primera vez en situación de calle considerando todas sus circunstancias. Tiene cobertura pública y privada, atención preventiva, agilidad e intensidad. 65% de las mujeres estaban alojadas en viviendas inseguras sin ningún derecho por la precariedad del sector de los cuidados. Ellas estaban sosteniendo los mismos hogares que les han desechado, dejándoles sin ningún derecho. Nos ha servido también para visibilizar las violencias machistas. La violencia de género, sexual, social, intrafamiliar.

Los datos de resultados han sido muy positivos. Un proyecto que está pensado para reconectar a las mujeres a las redes de protección.  77% reconectan con Servicios Sociales, 54% obtiene ingresos a su salida, 32% conectan con la red de género, 86% obtiene tarjeta sanitaria. 22 mujeresha salido del programa con un programa de vida autónoma. El enfoque grupal, el abordaje emocional, la prevención de las violencias machistas en cada uno de los recursos, se hace imprescindible. El programa ha conseguido que 52 mujeres que se hayan implicado en sus procesos.

Ania Pérez – Lo primero, la vivienda en Asociación Aires

Asociación Aires nace del análisis de la realidad de los recursos de las personas sin hogar que no estaban dando una respuesta adecuada, no con enfoque de género. Conocieron la metodología Housing First, y vieron que era muy androcéntrica, así pues, decidieron generar un proceso con esta metodología solo para mujeres, La Morada. Después, vino la necesidad de sistematizar, de ahí nace el estudio de Aires: “Mujeres Invisibles”.

El primer objetivo es comenzar por la vivienda con mujeres en exclusión. Todas las mujeres sobreviven a violencias machistas y las violencias están en el origen de muchas situaciones de exclusión muy severa. Las violencias están en el origen del sinhogarismo, del consumo de sustancias, de problemas de salud mental,  de la precariedad económica, …

Tienen muy claro que lo primero que hay que reparar es el acceso a una vivienda digna, sin tiempo límite de estancia. Juntan dos miradas, sinhogarismo y violencia. Tienen 8 viviendas, aportan la mirada de perspectiva de género, acompañamiento y compromiso. Su objetivo es que las mujeres les necesiten como técnicas el menor tiempo posible. Caminan hacia la horizontalidad desde un análisis.  Tienen una herramienta diagnóstica para ver cómo han sobrevivido a tantas situaciones, y de ahí ver las capacidades, las potencialidades. Las palabras son muy importantes, “mujeres que están sin hogar”, no “mujeres sin hogar”. Hablan de llegar a la calle, no de terminar en la calle, llegan y salen y vuelven a salir.

Las mujeres acceden a la vivienda y trabajan las áreas que ellas quieren trabajar. Una cosa importante, las mujeres que acompañan, están entre el sinhogarismo y las violencias. La red de violencia expulsa a las mujeres en exclusión, pues se nos exigen salir de la exclusión para después trabajar la violencia.  La violencia para ellas no es la prioridad cuando se trata de sobrevivir, de tener un lugar para estar. En el momento en que las mujeres, se detectan y comienzan a repararse, comienza el trabajo.

El proyecto es para todas las mujeres, pero no para todos los momentos vitales. Si por ejemplo aparece el agresor, no están protegidos para ellos. Es importante que haya espacios donde puedan acceder las mujeres con toda su complejidad y que estén protegidos adecuadamente de los agresores o maltratadores. Un llamamiento final: Más allá de la red de atención a personas sin hogar, busquemos soluciones centradas en la vivienda.

Julia Almansa, Vicepresidenta de FACIAM, cierra las intervenciones recogiendo algunas intuiciones y constataciones expresadas: Necesitamos espacios seguros si queremos trabajar la violencia, lo primero que necesitan las mujeres es un espacio donde sentirse protegidas. Las mujeres no son invisibles, lo que ocurre es que no están miradas. No hablamos de mujer, hablamos de mujeres. La pandemia ha golpeado más duro a las mujeres.  Algunas palabras claves de este webinar, por tanto: Espacios de seguridad/ mirada /diversidad/ pandemia

 

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